Una esposa cristiana oraba por su esposo que no se había convertido al Evangelio. El le había dicho que creería en el Evangelio el día cuando Dios quitara el cerro que tenía delante de su casa y lo trasladara al mar.
La señora se consagró a orar para que eso sucediera. Un día estaban sentados en la casa cuando vieron que rodaban piedras del cerro.
Fueron a ver lo que estaba sucediendo y vieron que un buldozer estaba desbastando el cerro para una urbanización. La tierra caía a una corriente de agua que la llevaba hacia el mar.
La esposa aprovechó para manifestarle a su marido que esa era la obra de Dios en respuesta a las oraciones de ella, para que él recibiera a Jesucristo como Salvador personal.
El hombre se quedó pensando. Luego de un rato le dijo a su esposa: "No puedo creer, porque no es Dios el que está manejando la máquina."
¿Será usted tan incrédulo que no puede ver a Dios obrando a través de los hombres?
"Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo (enfermo) de incredulidad para apartarse del Dios vivo;" (Hebreos 3:12)
Francisco Lievano
"Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo (enfermo) de incredulidad para apartarse del Dios vivo;" (Hebreos 3:12)
Francisco Lievano