¡Tanto tiempo que lleva lavando y mire, todos los días se le ven esos manchones a la ropa!
-Pero mira, Patricia -le respondió la comadre María-, ¿no será que pone las manchas con cierto líquido al sol para que desaparezcan con el calor solar?
-No, no, no, no, no! El que no sabe es como el que no ve.
Mientras tanto se iban acercando al cristal de la ventana para ver bien las manchas.
-Mira Patricia -le dijo la comadre María, tomando su pañuelito y pasándolo fuertemente por uno de los vidrios de la ventana-: la ropa de tu vecina está inmaculada. En tu ventana es donde están las manchas.
Pronto le demostró la comadre María que lo que pasaba no era que la vecina lavandera le dejaba manchas a la ropa, sino que la comadre Patricia, en vez de dedicarse a limpiar su casa, gastaba su tiempo censurando a su vecina.
Mateo 7:3-5
¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo?
!!Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.
(Francisco Lievano)