viernes, 25 de mayo de 2012

DEVOCIONAL - MAYO 25 DE 2012

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
                                 Juan 3:16
Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo.                                        
                                 1 Juan 4:14
                                                                          


DIOS ES NUESTRO GRAN SALVADOR
Ya en el Antiguo Testamento Dios se presentó como el Dios salvador: "No hay más Dios que yo; Dios justo y Salvador; ningún otro fuera de mí" (Isaías 45:21).  Muchos siglos después, el apóstol Pablo afirmó: "Dios nuestro Salvador... quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la vedad" (1 Timoteo 2:3-4).  La gracia de Dios, que apareció en la persona de Jesús, trae la salvación a todos los hombres (Tito 2:11); y el alcance de esta salvación es suficientemente grande para liberar a todos los que la desean.
Lo único que podemos hacer es confesar a Dios nuestra culpabilidad. "Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia" (Tito 3:4-5).
El deseo de Dios de alejar de la perdición eterna a los hombres pecadores y culpables tiene su origen en la eternidad futura.
Dios no sólo quiere salvar a los hombres de la perdición eterna, sino también asegurarles la vida eterna, es decir, una feliz relación con Dios y con su Hijo Jesucristo.  Y esta nueva vida ya la tenemos, pues el "que cree en el Hijo tiene vida eterna" (Juan 3:36).  Pero en el más allá, reunidos en la casa del Padre como sus hijos, disfrutaremos perfectamente esta vida sin sombras ni obstáculos.