martes, 14 de agosto de 2012

HAY QUE SABER DESTRUIR RATONES


En los graneros de una hacienda había muchos ratones.  En una visita que hizo el amo de la hacienda a su propiedad quedó sorprendido con el gran número de animalejos.  Le dio, pues, la orden al mayordomo de que se deshiciera de los ratones.

Este, qué sólo pensó en cumplir la orden, sin detenerse a considerar las posibles consecuencias del procedimiento que iba a emplear, le metió fuego a los graneros.

Se acabaron los ratones, pero se acabaron también los depósitos de granos.

De vez en cuando  llegan ratones  a roer el granero del Señor.  Hay que tener mucho cuidado en estos casos .  No sea que por destruir el error se destruya  también la verdad.


 "Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña?  El les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos?  El les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo. Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero".     (Mat 13:27-30) 



Francisco Lievano