viernes, 3 de agosto de 2012

LA CONVERSIÓN, OBRA DEL ESPÍRITU SANTO


Doña Inés es una buena hermana que es miembro de una iglesia cristiana evangélica.  Fue muy difícil para ella llegar a ser cristiana.
Su hijo se convirtió primero y siempre le llevaba el mensaje a la casa; pero la madre se manifestaba continuamente contraria al Evangelio.  El joven logró llevar al pastor y su esposa para una comida especial que la madre preparó.  Pero ella siguió rechazando al Señor.  Ningún mensaje podía convencerla de que era tan pecadora que necesitaba la salvación en Cristo.

El día menos pensado, después de un mensaje inspirado, el predicador pidió a los que quisieran hacer la decisión de aceptar a Cristo que pasaran adelante.  Ese día había ido la señora.  Ella sintió que algo la empujaba irresistiblemente hacia adelante mientras el predicador hacía la invitación.  No pudiendo resistir, pasó al frente, y desde ese momento fue salva por el poder de Cristo.

El trabajo de convencer la mente, avivar la imaginación, mover los sentimientos y darle impulso a la voluntad hacia la verdadera conversión, es obra del Espíritu Santo.


 Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré.  Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. (Juan 16:7-8)




Francisco Lievano