Resistamos a la tentación de buscar apoyo en los hombres. En nuestra actividad profesional podemos contar con la simpatía y la confianza de nuestro jefe o de un compañero de trabajo importante, y podríamos pensar que constituyen una seguridad para nosotros.
Entonces nuestra confianza en Dios flaquea y la remplazamos por la confianza en el hombre.
También podemos apoyarnos en la organización de la sociedad a la cual pertenecemos y en los sistemas de seguros para cubrir los riesgos. ¿Quien de de nosotros no esta contento si puede beneficiarse del bienestar que da el seguro para la salud, la jubilación, los subsidios de desempleos y otras comodidades similares? Pero para nosotros seria una trampa confiar en estos mecanismos humanos, incluso si Dios nos los concede. nuestra fe debe contar primeramente con Dios.
Hay países que gozan de cierta estabilidad política y de una libertad religiosa casi completa. ¡pero no los apoyemos en la constancia de esta situación , pues las cosas pueden cambiar repentinamente! Seamos consiente de la fragilidad de nuestro entorno. Que estos nos lleve a ser agradecidos y a confiar únicamente en Dios, pues él es quien permite que pasemos por tiempos tranquilos. "En Dios solamente está acallada mi alma; de él viene mi salvación" (Salmo 62:1). Esto es lo esencial: la certeza de la salvación eterna del alma!
El Señor está conmigo; no temeré; Lo que me pueda hacer el hombre...
Mejor es confiar en Jehová Que confiar en el hombre. Mejor es confiar en Jehová Que confiar en príncipes. (Salmo 118:6-9)